San Miguel Arcángel, el guerrero celestial con su espada en mano y armadura, es una figura religiosa ampliamente venerada en la tradición católica. Sin embargo, lo que pocos conocen es su sorprendente presencia en el oscuro mundo del narcotráfico. En este artículo, descubriremos por qué este arcángel se ha convertido en un ícono poderoso para los narcotraficantes y cómo su influencia se entrelaza con la protección durante actividades criminales.
La fe en el mundo del narcotráfico
Aunque pudiera parecer contradictorio, muchos miembros de los cárteles de droga son creyentes devotos, y algunos incluso exhiben con orgullo sus creencias religiosas. Entre las figuras sagradas a las que recurren, encontramos a Jesús Malverde, la Santa Muerte, el Santo Niño de Atocha y, sorprendentemente, San Miguel Arcángel. Según la doctrina católica, San Miguel Arcángel tiene la misión de rescatar las almas de los fieles del poder del enemigo, especialmente en el momento de la muerte. Sin embargo, en el contexto del narcotráfico, su papel se amplía para ofrecer protección durante la comisión de delitos.
El misterio de San Miguel
Mientras otras figuras religiosas son más populares en el mundo del narcotráfico en México, San Miguel Arcángel comparte una función crucial: salvaguardar a los criminales mientras ejecutan sus acciones ilegales. Su espada y armadura, símbolos de fortaleza y poder, transmiten un mensaje claro: la protección divina está de su lado. El Santo Niño de Atocha también es ampliamente venerado en el mundo del narcotráfico. Con la capacidad de interceder por aquellos que enfrentan la prisión, esta figura religiosa se ha convertido en una fuente de esperanza para muchos narcotraficantes. Incluso Ovidio Guzmán López, hijo de ‘El Chapo’ Guzmán, llevaba consigo una imagen del Santo Niño de Atocha cuando fue detenido, demostrando su fe en la protección divina en momentos cruciales.
Jesús Malverde, el “Santo del narcotráfico”
Otro santo venerado en el mundo del narcotráfico es Jesús Malverde, conocido como el “santo de los narcos”. Con una capilla dedicada en Culiacán, Sinaloa, este santo es visto como un protector y proveedor de prosperidad para aquellos involucrados en actividades ilícitas. La leyenda cuenta que ‘El Chapo’ Guzmán dejó una nota en la capilla de Jesús Malverde, agradeciendo por su protección y buscando éxito en sus actividades delictivas.
Conclusión
Estas creencias religiosas en el mundo del narcotráfico arrojan luz sobre un aspecto sorprendente y poco conocido de la vida de los criminales. San Miguel Arcángel, el Santo Niño de Atocha y Jesús Malverde son ejemplos de cómo la espiritualidad puede desempeñar un papel inesperado en el mundo de aquellos que eligen vivir al margen de la ley.