El huracán Rafael fue un potente ciclón tropical que afectó varias regiones en su trayectoria. Se originó en el Atlántico tropical, ganando fuerza rápidamente debido a las favorables condiciones meteorológicas. Rafael alcanzó la categoría 3 en la escala de huracanes de Saffir-Simpson, con vientos sostenidos que superaban los 185 km/h.
El huracán comenzó su recorrido afectando las islas de Sotavento, donde provocó intensas lluvias, fuertes vientos y marejadas ciclónicas que causaron daños significativos en infraestructuras y viviendas. Continuó su desplazamiento hacia el noroeste, pasando cerca de Puerto Rico y las Islas Vírgenes, donde también se reportaron inundaciones y cortes de energía eléctrica.
Rafael tocó tierra en el oeste de Cuba, donde su impacto fue particularmente devastador. Las autoridades cubanas evacuaron a miles de personas y tomaron medidas preventivas para mitigar los daños. El huracán provocó deslizamientos de tierra, caídas de árboles y destrucción de cultivos.
Después de su paso por Cuba, Rafael se dirigió al Golfo de México, donde comenzó a debilitarse debido a la interacción con tierra y condiciones atmosféricas menos favorables. A pesar de su debilitamiento, las autoridades en las regiones potencialmente afectadas continuaron monitoreando su trayectoria y emitiendo alertas para garantizar la seguridad de la población.