El testimonio ante el Comité Judicial del Senado de EE. UU. reveló que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) vigiló a agentes de la DEA y a asistentes del gobierno estadounidense. El episodio ocurrió en septiembre de 2024 en Washington D.C. y expone el carácter paramilitar y global del cártel. Este ataque a la justicia marca un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado.
Operativos de espionaje en la corte federal
Matthew Allen, agente especial de la DEA en Los Ángeles, contó que el CJNG infiltró agentes en Washington durante casi tres semanas. Estos operadores siguieron a testigos, tomaron fotos y grabaron movimientos de la brigada antidrogas. El objetivo era intimidar al jurado y recopilar información de inteligencia. Este cártel emplea tecnología de rastreo por GPS, drones y cámaras ocultas. Con estas herramientas, controla rutas de transporte de droga y vigila a sus enemigos. Durante el juicio de Rubén Oseguera González (El Menchito), el cártel desplegó al menos cinco células de vigilancia. Cada célula reportó directamente a la cúpula del CJNG.
El peso de El Menchito en la organización del CJNG
Rubén Oseguera, hijo de Nemesio Oseguera Cervantes (El Mencho), asumió tareas clave en la red de sicarios y en la logística de envíos de fentanilo. En su rol de “narcopríncipe”, financió campañas de soborno a autoridades locales. El juicio federal incluyó pruebas de transacciones bancarias, videograbaciones de reuniones secretas y testimonios de ex miembros del Cártel del Milenio. Óscar Orlando Nava Valencia (El Lobo) y Elpidio Mojarro Ramírez (El Pilo) describieron la estructura financiera del CJNG. Sus relatos permitieron desarticular corredores de droga en Jalisco, Colima y Michoacán.
Represalias mortales en territorio mexicano
Collaboration with U.S. justice cost lives. Allen detalló que el CJNG mató a dos personas e hirió a otra en México. Atacaron a la hija y la esposa de un informante; además, asesinaron a un soldado. Con ello, el cártel envió un mensaje: “Guarda silencio o pagarás con tu familia”. Uno de los casos clave fue el de Iván Morales Corrales. Ex policía federal y testigo contra El Menchito, murió acribillado junto a su esposa en Temixco, Morelos. En 2015, Morales escapó de un ataque con lanzacohetes que buscaba derribar un helicóptero de la Marina. Él relató el plan de El Menchito para eliminar a las fuerzas federales.
Un cártel con alcance y armas de guerra
Autoridades de EE. UU. describen al CJNG como un grupo paramilitar. El cártel opera con fusiles de asalto, vehículos blindados y explosivos caseros. Sostiene laboratorios clandestinos de fentanilo y metanfetaminas en Sinaloa y Nayarit. Para desmantelar esta red, EE. UU. ha sancionado a más de 20 empresas y personas vinculadas al CJNG. Congeló activos, bloqueó cuentas bancarias y prohibió transacciones financieras. Además, colabora con México en operaciones de inteligencia y intercambio de información. Ambos gobiernos comparten datos de llamadas satelitales y registros migratorios.
Respuesta conjunta ante la amenaza por el CJNG
El caso de El Menchito deja claro que el CJNG ya no solo trafica drogas. Ahora practica contrainteligencia y extiende su terror más allá de las fronteras. México y EE. UU. deben unir fuerzas, diseñar tácticas más allá del combate tradicional y neutralizar esta amenaza transnacional. Solo así podrán proteger a testigos, desarticular redes de espionaje y garantizar la fuerza de la ley.
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